Duodécimo capítulo:
Rencor
Indicaciones: 1-
Perdona cada día de la semana a una persona que te haya hecho daño
en el pasado voluntaria o involuntariamente, entendiendo (que no
justificando) las carencias que les llevaron a actuar de ese modo. 2-
Analiza si tu también has hecho daño a alguien. Toma conciencia de
esa conducta para no volver a repetirla. 3-Interioriza este propósito
cada noche: “Si por mis limitaciones no soy capaz de hacer feliz a
los demás, que al menos mi conducta no sea motivo de infelicidad”.
Duele mirar atrás
para recordar aquellos momentos en que nos hemos sentido mal, ya sea
porque nos han traicionado o herido nuestras emociones. Aunque el
tiempo pase y las personas que nos dañaron ya no están cerca de
nosotros, una parte del interior se aferra a ese resentimiento. Cosa
que hace que nos pongamos a la defensiva con personas, que aunque no
tengan nada que ver con el pasado, nos recuerdan a esos momentos. Las
“malas personas” que nos dañaron no son nosotros, con estas
indicaciones he aprendido a profundizar por el motivo que actuaban
mal conmigo. Hay mucho motivos, inseguridad, ignorancia, miedo, etc.
El caso es que no somos tan distintos, todos somos personas, yo
también he cometido errores y he metido la pata con los demás, más
veces de las que me gustaría. Lo que me ha dejado claro este
capítulo es que aferrarse al dolor y al resentimiento, no va hacer
que nada cambie, ni nos vamos a sentir mejor con nosotros mismos. De
ahí la importancia de perdonar, sobre todo es importante perdonarnos
a nosotros mismos y aprender de estos errores. También quiero
recalcar la cita de Buda, que es digna para enmarcar y tener siempre
a la vista.
El siguiente
capítulo será Procrastinar.