Esta entrada
reflexiva es bastante especial, ya que quiero hablar sobre la muerte
y la pérdida. Algo por lo que todos los seres vivos tenemos que
pasar. ¿Y a qué se debe esta entrada? La mascota de alguien cercano
a mi murió repentinamente, y me pareció una buena manera de hacerle
un pequeño homenaje a Gus-Gus, al resto de las mascotas que he
tenido, y también a todos los seres queridos que están en el otro
lado. En el caso de este pequeño hamster ruso, nos pilló por
sorpresa ya que murió de manera repentina, y a pesar de que hicimos
lo que pudimos para que se reanimara nuestros esfuerzos no sirvieron.
Puede que muchas personas piensen: “Pero si es solo un animal vaya
tontería”, solo los que realmente queremos a los animales podemos
entender estas situaciones, al fin y al cabo nuestras mascotas son de
nuestra familia. Aunque los animales sean en algunos casos distintos
a nosotros para mí son más las cosas que nos unen que las que nos
separan.
El dolor forma parte
de la vida y es algo natural, cuando perdemos a un ser querido, ya
sea persona o animal. Siempre cuesta mucho aceptar que jamás
volveremos a vernos.
Nuestra sociedad no
esta acostumbrada hablar de la muerte y es un tema algo tabú, pero
no olvidemos que todo forma parte de la vida. Es algo natural. ¿Que
hay más allá? Hay muchas teorías y creencias. Desde mi punto de
vista prefiero pensar que sí, que hay algo más, que los lazos que
nos unen a nuestros seres queridos siempre están ahí pase lo que
pase.
Comparto con
vosotros esta parábola budista:
Parábola
de las semillas de sésamo
“Una joven y afligida madre, lamentando la muerte de su bebé, busca consejo en Buda. La mujer explica a Buda su insoportable pesar y su incapacidad para reponerse a esa devastadora pérdida. Buda le pide que llame a todas las puertas del pueblo y pida una semilla de sésamo en cada casa en la que no se haya conocido la muerte. Después, deberá traérselas a él. Ella, obediente, va de puerta en puerta y, mientras sale con las manos vacías de cada una de las casas, comprende que no hay ningún hogar que no haya sido azotado por la muerte. La mujer regresa donde Buda sin semilla alguna, y Buda le dice lo que ella ya ha comprendido: que no está sola.La muerte es algo que alcanza a todos, a cada familia. Es sólo una cuestión de tiempo. Lo que es inevitable, le dice el maestro, no debe lamentarse en exceso.”
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