
Con el fluir del
tiempo es fácil olvidarse de todas las cosas buenas que vamos
consiguiendo por el camino, hasta a mí es algo que me ha ocurrido,
incluso algo tan impresionante como las emociones que sentí ese día,
pueden parecer simplemente una ilusión que se diluye en las aguas
del pasado. He de reconocer que cuando he tenido días malos,
olvidaba con facilidad todas estas cosas, o mejor dicho me enfocaba
en lo negativo con tanta fuerza que lo bueno se iba a un segundo
plano. Y es que es muy sencillo acostumbrarse a la rutina y perder el
enfoque. Pero es un sentimiento muy humano que todos experimentamos
en algún momento. Aveces los caminos están llenos de cuestas y
baches, y precisamente tenemos que pensar esos momentos con cariño y
recordarlos en los momentos duros para tener fuerza. Quiero recalcar
esta parte, aunque sea duro con esfuerzo y constancia se consiguen
los objetivos, pero se necesita mucho más para cuando has llegado a
la meta si no queremos retroceder.
