Ya tocaba que escribiera una entrada reflexiva de las mías. Creo que
el título resume perfectamente la esencia de la entrada. Siempre
parece que algunas personas andamos con prisas, queriendo tenerlo o
hacerlo todo la vez, y sino lo conseguimos nos agobiamos o lo peor
aún nos deprimidos. Yo también aveces he sido así, esta bien
exigirse lo máximo, pero que no pase de algunos limites. De hecho
hace unas semanas me he sentido por así decirlo frustrado por no
alcanzar ciertos objetivos. Como por ejemplo escribir, y de hecho
cuanto más me obsesiona por querer hacerlo menos inspirado me
sentía. La verdad es que estaba trabajando una novela en la que he
tenido muchas expectativas, y creo que mis exigencias por hacerlo
bien me han cohibido bastante. No solamente me ha pasado eso con esa
novela, si no con otros proyectos. Así que decidido pausar esos
proyectos, y retomarlos cuando este más preparado. Es mejor no
forzar las cosas y dejar que surjan naturalmente. Me centraré en
otro proyecto, pero sin expectativas, y me limitaré simplemente a
disfrutar del proceso de creación. Todo esto también puede valer
para otro tipo de situaciones. ¿De qué nos sirve hacer las cosas si
no las disfrutamos? Para eso pienso que esta la vida para disfrutar y
ayudarnos mutuamente. Así que ahora más que nunca me seguiré
esforzando por ser una mejor versión de mismo, empezando por
agradecer y valorar todas las cosas positivas que tengo ya en mi
vida.
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