Hoy
comparto con vosotros un microcuento que hice para un concurso, ya
que no tuve suerte, al menos me conformo con subirlo en mi blog. El
certamen tenía que ver con las cerezas de un famoso valle. Espero
que os resulte entretenido.
La luna iluminaba los blancos cerezos
en flor del valle. Natsuki, contemplaba el hermoso paisaje que
sobrecogía su corazón y su espíritu. Los pétalos de las flores
parecían de plata bajo la cálida luz lunar. Las hermosas vistas le
recordaron a los cerezos de su tierra, a cuando se reunía con su
familia en el parque Yoyogi en las fiestas del Hanami.
Echaba de menos aquello, aunque esta hermosa tierra también formaba
parte de su alma.
Unos pasos la alertaron de que alguien se
aproximaba, era Ángel. Había llegado un poco tarde a la cita.
Natsuki, no parecía enfada, aun así él, le pidió disculpas. Ángel
observó el hermoso rostro de porcelana de Natsuki y sus exquisitos
rasgos orientales. Clavó sus ojos negros en los rojos labios de
ella. La fragancia de los cerezos parecía animarle a besar aquellos
labios, labios que le recordaban a las cerezas y picotas del valle.
Sin temor se acercó a ella y la besó con suavidad. No se equivocó
sus labios eran tan dulces y sabrosos como saborear las picotas del
lugar. Mientras el amor fluía en cada parte de ambos, la delicada
brisa perfumada arrastraba algunos pétalos de los cerezos.
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